Fallo de medro: qué es, origen y tratamiento
06 Abr 2021
Almería

Mª Ángeles López
Pediatra especialista en gastroenterología y nutrición pediátrica en el Hospital de Poniente de El Ejido (Almería)
Cuando hablamos de fallo de medro nos referimos a aquellos niños menores de 2-3 años cuyo peso o ganancia de peso se encuentran por debajo de lo esperable para su edad y sexo y es mantenido durante un tiempo. Comparados con los niños de su misma edad y sexo se encuentran por debajo del percentil 3-5, por debajo del 80% del peso ideal o presentan una caída sostenida de su percentil de peso.
Se clasifica en fallo de medro orgánico y no orgánico. El orgánico se debe a una enfermedad que aumenta el gasto energético o impide la absorción adecuada de los alimentos (enfermedades del corazón, enfermedad celiaca…). Los no orgánicos aparecen por alteraciones psicológicas o trastornos de la conducta alimentaria (niños selectivos, con aversión sensorial…). En ambos la causa principal es una ingesta insuficiente para cubrir sus necesidades de crecimiento.
Para el diagnóstico se preguntará por antecedentes, enfermedades, entorno social e inicio del fallo de medro y su relación con algún cambio o evento en la vida del niño. Se debe evaluar por un lado la conducta del niño con la comida y por el otro realizar una encuesta dietética para evaluar la cantidad y calidad de la alimentación. También se debe realizar una exploración física completa para obtener los datos de peso, talla, perímetro craneal, pliegues… Y, con todo ello se orientará el diagnóstico y los estudios a solicitar según el caso: análisis de orina, de sangre, heces, etc.
Como tratamiento el objetivo fundamental será aportar los nutrientes necesarios con una terapia dietética adecuada sin olvidar el entorno y la conducta.
En caso de encontrar una enfermedad específica el tratamiento será el de la misma, al igual que si hallan déficits específicos como hierro o vitaminas.
La actitud que se deberá mostrar a la hora de la alimentación -y que ayudará a corregir los trastornos de conducta alimentaria- son mantener un ambiente relajado a la hora de comer, evitar conflictos y distracciones, mantener las rutinas, no premiar ni chantajear y no ser demasiado rígidos o autoritarios.
Con respecto a la alimentación se debe ofrecer variedad de alimentos y sabores, con presentaciones apetecibles, variar las técnicas culinarias y aumentar el aporte calórico con alimentos naturales como salsas, rebozados, aceites, frutos secos triturados… Lo importante es tratar de aumentar las calorías sin que ello suponga aumentar el tamaño o volumen de la comida.
Para ello también se pueden utilizar preparados comerciales en forma de módulos, suplementos o fórmulas completas. Los módulos se pueden añadir a las diferentes comidas y las fórmulas completas se pueden ofrecer en su forma natural, frescas, como helados, en forma de pudding o gelatinas modificando su consistencia con láminas de gelatina o con espesantes.
La vía de administración siempre que sea posible será la oral y si no es posible será a través de sondas o gastrostomías.
Es importante que haya un seguimiento estrecho, valorando la curva de peso y talla del niño cada poco tiempo.
Fotografía de Tania Jímenez Robles.
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